Sin duda la visión capitalista de los gringos siempre ha sido un obstáculo para que ellos reconozcan el arte cinematográfico proveniente de lugares distintos a su propia industria, pero mucho mas cuando se trata del cine proveniente de sus enemigos mas intimos. Estoy profundamente sorprendido por la ausencia de comentarios y valorizaciones en sitios especializados de cine, para una película importantísima, pero poco conocida. Estoy hablando de “El fin de San Petersburgo”, una cinta del realizador Ruso Vsevolod Pudovkin, un contemporáneo a Sergei Einsenstein y que al igual que el recién mencionado, marcó su trabajo con el montante de escenas contrapuestas, el grandilocuismo y la propaganda para el régimen revolucionario de la URSS.
Esta película fue rodada en 1927 para conmemorar los 10 años de la revolución Bolchevique que puso fin tanto al gobierno del Zar Nicolás II como también del continuismo disfrazado de revolución de Kerensky.
La película comienza tres años antes de la revolución del 17, con la llegada a la ciudad y capital de invierno rusa, San Petersburgo, de un joven campesino que buscaba mejor fortuna en la ciudad.
El claro proselitismo de la cinta pone a los pobres como verdaderos mendigos, incapaces de generar recursos para vivir, a penas logran dormir en conventillos y de generar dinero para comer papas cocidas.
La película nos muestra a los capitalistas como seres sin alma ni conciencia, ahí se puede ver a los dirigentes de la fabrica (en este caso fabrica de municiones) y a los corredores de Bolsa, interesados solo en el dinero dejando de lado la muerte de sus hermanos rusos en el frente de batalla de la primera guerra mundial, po lo mismo, la cinta es un gran documento para entender la participación Rusa en la Gran Guerra y claramente también lo es para ver los primeros pasos del la URSS.
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