The Smiling Lieutenant (El Teniente seductor) / 1931
Ernst Lubitsch / Estados Unidos
Una cinta perdida, recien a mediados de 1990 se encontraron una copia en dinamarca que permitio recuperar este material de entreguerras. Esta fue la pelicula mas taquillera de la Paramount en 1931
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Comentario a continuacion sacado de internet
¿Serían ustedes, queridos míos, capaces de creerme si les digo que en
el seno de esta película de Lubitsch de 1931 ya estaba el argumento de Grease de 1978? Grease es casi un remake…
No, no tengo fiebre.
Esta comedia musical llena de detalles e interpretaciones… Esta
comedieta de la Paramount ideada para olvidar los tiempos de crisis…
Esta divertida delicia me recuerda a la ‘sorpresa’ que todo el mundo ama
en esa típica comedia musical americana de instituto con Olivia Newton
John y John Travolta. La sorpresa era: la transformación de la mojigata
Sandy en la rockera (fiel eso sí) sueltecilla de cascos vestida de
negro, y muy sexual, y volviendo loco a un Danny (paletillo él)
enamorado ya de la mojigata… Nuestros bisabuelos, incluso, eran más
ladinos y sinceros… porque nuestro teniente ni siquiera está enamorado
de la mojigata antes de su transformación…
En Grease una de las artífices de la transformación de la mojigata es la chica mala del instituto. Aquí en El teniente seductor,
que también hay transformación de mojigata a mujer sexualmente libre
para deleite del ‘hombre casado’ (toma castaña), también nos encontramos
a la chica ‘ligera de cascos’ que no sólo se pone de lado de la
mojigata sino que la ayuda a llevarse al teniente ‘sonriente’ en
cuestión al catre.
El teniente seductor es opereta popular, elegante y alegre,
casi de vodevil, que juega en sus canciones y chispeantes diálogos al
doble sentido y al equívoco… donde ya Lubitsch estrena su toque
especial. Lubitsch ya lleva mucho cine a cuestas y en este vodevil
ofrece puro cine y divertimento. Y a los americanos deprimidos les hace
soñar con una Europa (Viena) de carnaval. Donde Stroheim veía decadencia
pura y dura, Lubitsch juega a un romanticismo alegre y nostálgico lleno
de dobles sentidos, a una comedia ligera y elegante que irá
revistiéndose en el futuro de pura crítica, de doble fondo, donde irá
mostrando esa Europa de entreguerras que se derrumba en batalla
terrible. En Grease, en los desencantados años setenta, se nos
refleja pura parodia de película de instituto, tiempos de brillantinas e
inocencias que ya no tienen cábida. Y la fórmula funcionó.
En ambas el hombre juega a que tiene que ir de flor en flor y que no
puede evitar ser un seductor infiel y la mujer o es ligera de cascos o
mojigata… hasta que llegan a la fórmula ideal: ambos casos en un único
molde… En Grease se canta a una fidelidad y una felicidad ficticia… los protagonistas terminan por los cielos ante tamaño imposible. En El teniente seductor,
dicho teniente está fascinado por su chica ligera de cascos y ni se
fija (sólo por un ‘problema de estado’ y porque es obligado a casarse
con la mojigata) en la mujer princesa y recatada. Tan sólo caerá en sus
redes tras la transformación donde además olvidará rápidamente su amor
por la chica ligera de cascos. ¿Más real y acorde con la verdad? La
chica ligera de cascos, también es moderna para la época, y prefiere la
complicidad con la mojigata, con la otra mujer, y seguir su vida
solitaria como líder de su grupo musical… a luchar por su teniente
seductor. Se lo regala a la princesa… y de paso la ayuda con la
transformación.
Dejando ya la comparación con Grease… sólo señalar a las
heroínas-protagonistas de la transformación de los años treinta: unas
jovencísimas y magníficas (preparadas para llevar a cabo unas
filmografías deslumbrantes) Claudette Colbert (la chica ‘ligera de
cascos’ y violinista líder de un grupo de mujeres-orquesta) y Miriam
Hopkins (princesa de pequeño e inexistente país europeo, mojigata
acomplejada que terminará convertida en vampiresa enamorada para llevar
al teniente a su cama nupcial con una sonrisa). Ojo a los principios de
una Colbert que me sorprende cada día más…, fue la chica sexy de los
años treinta, que antes del código Hays se bañó desnuda en el mar o
mostró sus encantos en una piscina de leche de cabra… Y ojo también a
una olvidadísima Miriam Hopkins que fue actriz fundamental en los
treinta…y ya casi olvidada en los cuarenta.
Y ¿quién es el teniente seductor? El no va más de lo chic, de lo
europeo… en aquellos años de Depresión. El teniente seductor es el
francés Maurice Chevalier que durante los años treinta fue una de las
presencias más famosas del cine americano, protagonista de comedias
musicales y operetas… donde siempre sale repeinado, seductor y juguetón.
Lubitsch ejerce de maestro-director europeo exiliado que trajo su
arte al cine americano, su ‘toque’ elegante de contar con imágenes. De
sugerir tras las puertas un montón de historias. De cuidar a los
personajes secundarios y darles a todos una historia (como hacía también
Capra)… de narrar cinematográficamente con una mirada especial.
Lo dicho empieza el espectáculo.
Disfruten de El teniente seductor, comedia musical con encanto.
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Hacia el final de la cinta se muestra un hecho que llama poderosamente la atencion, en 1931, el director incluye tras la escena de la pelea por el hombre y la aceptacion de la perdida de parte de la violinista, surge un beso en la boca entre ambas muchachas. Podria ser un beso fraternal, sin embargo es poderosa esa imagen en un tiempo como el que esta pelicula se filma.
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